domingo, 22 de diciembre de 2024

 

Nació un niño, nacieron cientos de niños. Mucha energía en esos cuerpos pequeños. Nacieron cerca de Belén y tenían meses, uno y dos años, entre 3 y 10 años y más. Inocentes, inquietos, llenos de vida. Nacieron confinados en un pequeño territorio porque Herodes y el César, y sus amigos, hace años decidieron que ya no era su tierra. Que habían nacido equivocados. Que no debían tener lugar.

Y los fueron arrinconando, y los iban matando.

Hace meses, el Herodes de ahora, como el de entonces, “se sobresaltó y con él toda Jerusalén”. “Se enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca”.

El gobierno de Herodes, el de ahora, envió a su ejército a matar a los niños, y a las mujeres y a los hombres, a miles, con bombas y drones, a destruirles los hospitales para que los heridos mueran y los niños no nazcan, y también las escuelas para que tampoco aprendan.

Un clamor se ha oído en Ramá

Mucho llanto y lamento:

Es Raquel que llora a sus hijos,

Y no quiere consolarse,

Porque ya no existen

En el año primero los padres del niño de la navidad, decidieron escapar por la noche a Egipto. En este siglo les cerraron las salidas y así también los mataron de hambre.

¿Celebramos?

Si, si tenemos la convicción interior profunda de que la bondad es más fuerte que la guerra y la destrucción. La navidad es la antítesis de genocidio, del abandono a sus suertes, a tantas malas muertes.

¡Militante navidad para todas y todos!

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